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martes, 5 de junio de 2012

La boca

El aparato digestivo, comienza en la cavidad bucal, comienza su actividad cuando introducimos la comida, a la boca, se tritura con las muelas y se ablanda mediante la saliva, luego viene la deglución del bolo alimenticio al interior del organismo, donde otros órganos se encargan de asimilar las sustancias nutrientes. Además, la boca nos permite articular la voz, la ensalivación de los alimentos y en ella se encuentra los órganos sensoriales del gusto.

La boca componen los labios, las mejillas, paladar, dientes, lengua y las glándulas salivales.

Los labios. Son dos repliegues músculomembranosos que rodean la cavidad bucal. La cara interna de cada labio está unida en el plano medio a la encía correspondiente mediante un repliegue mucoso, llamado frenillo; en la parte superior es mayor que el del inferior.

Las mejillas. Son las paredes laterales de la boca y se unen por delante con los labios. Están formadas por unos tejidos musculares, cubiertos de grasa, nervios y mucosa bucal.

Paladar. Forma el techo de la cavidad bucal. De la parte media de su borde inferior se desprende una pequeña prolongación en forma cónica, llamada úvula o campanilla.

Los dientes. Componen treinta y dos piezas. Sirven para cortar y triturar los alimentos.

La lengua. Es un órgano muscular, situado en parte en la boca y en parte en la faringe. Su cara inferior presenta un repliegue o frenillo. La lengua nos permite percibir y diferenciar los sabores de la comida (picantes, dulces, salados, agrios, etc. incluso nos permite sentir si algo está demasiado caliente o frío, detectar cosas extrañas como pelos, piedrecitas, etc.). Los órganos que cumplen esta delicada misión se llaman papilas gustativas que se encuentran en diferentes lugares de la lengua.

Glándulas salivales. A cada lado de la boca se encuentran tres pares de glándulas salivales (parótidas, submaxilares y sublinguales) que vierten su secreción de manera constante.

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