sábado, 5 de enero de 2013

Bruxismo

El bruxismo es un trastorno que consiste en apretar y rechinar los dientes de forma involuntaria, tanto de día como de noche, de manera regular, lo que puede causar daños en las piezas dentales.

Durante el sueño, el problema es más grave, ya que el paciente no es consciente de su acción y, por lo tanto, es todavía más difícil de controlar, aunque incluso estando despiertas, muchas personas tampoco se dan cuenta de que lo están haciendo, y son los demás los que lo advierten.

Este problema se puede presentar desde la niñez y se da con mayor facilidad a partir de la adolescencia. Esto se debe a que el principal factor causante es el estrés. En los estudiantes, esto es más evidente en los períodos de exámenes, cercanos a diciembre. También es provocado por ciertos alimentos que son más estimulantes que otros, como chocolates, bebidas colas y café, los que producen un estado de alerta superficial que puede alterar el sueño.

Entre los síntomas que puede experimentar la persona con bruxismo destacan: Estrés y ansiedad, ruidos articulares, dolor de oído (debido a la afectación de la articulación temporomandibular), dolor de cabeza, dolor o inflamación de la mandíbula, desgaste acelerado y prematuro de los dientes, trastornos del sueño. Uno de los síntomas más comunes del bruxismo es la excesiva sensibilidad dental al cepillado o a los alimentos calientes o fríos, También se puede evidenciar externamente en el rostro, con un aumento de los músculos masticatorios, muy evidente en algunos actores, como Jennifer Aniston y Brad Pitt, que tienen los músculos masticatorios súper marcados.

Para evitar o frenar el daño que se produce en los dientes y disminuir la sobrecarga muscular, se utiliza un dispositivo conocido como férula de descarga o placa de miorelajación, que cumple la misión de proteger la dentadura de la presión que ejerce el paciente cuando los aprieta y rechina los dientes, también contribuya a mantener la mandíbula en una posición más relajada. El problema es que la férula no suprime el hábito del paciente de apretar los dientes y, al retirarla, vuelven las molestias.

En ocasiones es necesario realizar un tratamiento de ortodoncia para corregir los huesos y los dientes que están mal colocados. Pero lo ideal sería conseguir que la persona abandone el hábito.

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