martes, 26 de diciembre de 2017

7 curiosidades odontológicas

1) Uno de los músculos más flexibles y, a su vez, el más fuerte del cuerpo es la lengua. Otra de las curiosidades que encontramos en la lengua es que este músculo es más corto en las mujeres que en los hombres.

2) Al día se produce en la boca entre 1 y 2 litros de saliva, a lo largo de la vida toda la saliva que llegamos a generar, podría incluso llenar dos piscinas olímpicas. La saliva cumple con varias funciones más importantes de lo que podríamos imaginar, como evitar que nos atragantemos con la comida, intensifica el sentido del gusto y protege nuestros dientes de las bacterias que se generan en nuestra boca.

3) El primer anestésico conocido en el mundo de la odontología fue la cocaína. No obstante, poco después se empezó a investigar si dicho anestésico podría crear adicción entre los pacientes. En 1905, el alemán Alfred Einhorn descubrió la procaína, la cual se hizo muy popular entre los dentistas de la época. En la actualidad prácticamente no se utiliza por su corta duración y por producir muchas alergias. Hoy día se utilizan los anestésicos del llamado "grupo amida".

4) Durante la infancia la dentadura se compone por 20 dientes de leche o temporarios no permanentes, cuando se caen aparecen los definitivos, y al finalizar todo el proceso en nuestra mandíbula habrán 32 dientes que están formados por: 8 incisivos, 4 caninos, 8 premolares y 12 molares.

5) Las muelas del juicio en la actualidad casi no tienen ninguna utilidad, nuestra mandíbula se hace cada vez más pequeña y al no tener espacio para salir nos generan un dolor muy molesto. Nuestros antepasados las utilizaban para poder masticar el tipo de alimentos duros que tomaban (raíces, carne cruda, etc). Se cree que nuestra mandíbula está todavía en evolución y que con el tiempo desaparecerán.

6) Todos deben cuidarse los dientes, pero con más razón los deportistas de élite. Esto debido a que las infecciones bucales pueden llegar a transmitirse, a través de la sangre, ya que las bacterias viajan a través de esta a otras partes del cuerpo, como las extremidades y los músculos. Esto puede provocar cansancio, fatiga y predisponer el organismo a un mayor riesgo de lesión. Además, cuando se da esta situación, también cuesta más recuperarse de lesiones, ya que el proceso se ralentiza.

7) Clavos, alambres, plomo o porcelana son algunos de los materiales que se utilizaron hace siglos para los antiguos implantes dentales, que sustituían las piezas dentales que se perdían. Posteriormente fue el oro de 24 quilates, pero tampoco convenció como el metal más adecuado para realizar esta función de suplantación dental. No sería hasta que, de manera accidental, Per-Ingvar Branemark descubriera la osteointegración a través del titanio cuando se diera con la clave. Su investigación se produjo en 1965 y desde entonces, los implantes dentales mantienen el titanio como el metal más adecuado y biocompatible con nuestro cuerpo, pues consigue fusionarse con el hueso de los maxilares como si fuese un diente biológico más.

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