Cuando los molares del juicio tienen suficiente espacio en los maxilares para poder erupcionar verticalmente, lo harán y podrán funcionar en forma adecuada como cualquier otro molar. Caso contrario quedan atrapados total o parcialmente en el hueso llamándosele a esto inclusión dentaria que puede causar los siguientes problemas:
1.- Caries dental producida por el cúmulo de placa bacteriana entre el segundo y tercer molar, debido a lo difícil que es limpiar adecuadamente esa área.
2.- Infección de la encía alrededor del tercer molar incluido o parcialmente erupcionado es muy frecuente. En la boca existen bacterias, las cuales pueden penetrar por detrás el segundo molar e iniciar una infección en la encía del tercer molar, causando inflamación y dolor en esa área.
3.- Infección crónica en el hueso, provocado si la infección en las encías no es tratada y perdura en el tiempo, puede llegar a afectar el hueso adyacente a la muela. Esta infección puede propagarse hasta la mejilla o el cuello.
4.- Constante presión del molar del juicio, puede destruir gradualmente la parte posterior del segundo molar. A su vez, la presión ejercida sobre los segundos molares puede provocar dolores severos y alteraciones durante la función masticatoria.
5.- Formación de quistes de origen dentario; Las muelas de juicio se forman en un saco dentro los maxilares. El saco puede llenarse de líquido, formando un quiste que puede dañar la mandíbula, los dientes y los nervios.
6.- Dolores de tipo neurálgico causados por presión generada por el tercer molar y al poco espacio disponible, así como también debido a que puede estar en contacto directo la raíz del tercer molar con el Nervio Dentario Inferior, los dolores se irradian hacia la cabeza, cara, oídos, cuello y dientes superiores o inferiores.
Las extracciones tempranas (entre los 14 y 17 años) de los molares del juicio, es la mejor alternativa de tratamiento para así evitar en lo posible futuras complicaciones.
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