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viernes, 26 de febrero de 2010

Morbilidad asociada con los terceros molares retenidos o parcialmente erupcionados en la línea de fracturas mandibulares Parte I

Existen criterios opuestos sobre si el tercer molar inferior retenido o parcialmente erupcionado asociado con fracturas del ángulo mandibular debe ser extraído en el momento de recibir ésta. Para algunos entendidos todo tercer molar en la línea de fractura mandibular que tenga alguna comunicación con la cavidad bucal debe ser extraído, ya que es muy propicio el desarrollo de infección recurrente debido a que es un área de acumulación de residuos y de producción de hematoma que sirve como medio de cultivo. Si el diente no ha sido extraído, aparece con frecuencia infección si se descontinuó el tratamiento antibiótico.1-3

Algunas de estas infecciones son de naturaleza muy seria y derivan en osteomielitis.1 Otros argumentan, sin embargo, que la extracción del tercer molar demanda intervención quirúrgica, y ello sería un trauma adicional para la región. Esto podría posiblemente abrir la herida a bacterias bucales y, subsecuentemente, la infección puede diseminarse hacia lo profundo del hueso sano.2

En 1965, Bradley3 planteó que los dientes en la línea de fractura retardan el proceso de cicatrización, por lo que deben ser extraídos. Schnuder y Stern4 encontraron que la mayoría de los dientes clínicamente intactos en la línea de fracturas mandibulares podrían ser mantenidos con el uso de antibióticos y la aplicación de fijación estable.

Neal et al .5 establecieron una comparación estadística de fracturas mandibulares en que en un grupo de ellas se extrajo el diente incluido en la línea de fractura y en el otro este se mantuvo; se halló que la extracción no disminuyó la morbilidad.

Choung et al.6 en su revisión de 327 pacientes con fracturas mandibulares, no encontraron diferencias significativas en el rango de compli caciones al comparar los pacientes con dientes en la línea de lesión tratados por extracción con aquéllos en quiénes estos se retuvieron.

Bochlogyros,7 en su revisión del 1 521 fracturas de mandíbulas halló una incidencia significativa de infección después de la reducción abierta en relación con la cerrada; sin embargo, Wagner et al.8 encontraron que la reducción abierta del ángulo mandibular asociada con la extracción del diente de la línea de fractura produjo la mayor incidencia de complicación, tanto en el orden cuantitativo como cualitativo. Por su parte James et al.9 observaron que las complicaciones estuvieron influidas más por la localización de la fractura que por la reducción abierta o cerrada, o si los dientes en la línea de fractura eran eliminados o no.

Considerando la falta de concordancia en la literatura sobre el tema que nos ocupa, estudiamos retrospectivamente 210 fracturas del ángulo mandibular que se asociaron a terceros molares impactados o parcialmente erupcionados, con el objetivo de determinar la modalidad terapéutica que se relaciona con una mayor morbilidad posoperatoria.

METODO

Las historias clínicas o informes operatorios fueron obtenidos del Departamento de Archivo y Codificación del hospital de referencia y policlínico de especialidades. En total hubo 1 123 fracturas de mandíbula, de las cuales 427 (38 %) correspondían a la región del ángulo de la mandíbula y de estas 210 (49,1 %) se asociaron a terceros molares retenidos o parcialmente brotados.

Todos los pacientes recibieron terapéutica antibiótica desde el momento de su admisión en la institución hasta al menos 7 días después de la reducción de la fractura. La morbilidad se analizó de acuerdo con la retención vs extracción del tercer molar en el momento de la reducción de la fractura y de la reducción cerrada vs reducción abierta extraoral con fijación alámbrica interósea.

En la cuantificación de los resultados se empleó el método porcentual que posibilitó agrupar los datos en tablas según los objetivos planteados; para la validación se utilizó la prueba estadística de chi-cuadrado (X2), con una significación estadística de p <>

CRITERIO Y DEFINICION

Morbilidad: signos clínicos de infección que requirieron tratamiento médico o quirúrgico así como fijación maxilomandibular mayor de 8 semanas para la obtención de unión clínica sin movilidad del foco de fractura.

RESULTADOS

De las 120 fracturas, 44 presentaron complicaciones (21,2 %). Cuando comparamos la reducción tanto cerrada como abierta de dichas fracturas, la incidencia de complicaciones en el grupo de reducción abierta fue del 22,5 % y en el de reducción cerrada del 20,0 % (tabla 1). Al aplicar la prueba de chi-cuadrado no se encontró significación estadística (p > 0,05); por lo que ninguna modalidad de tratamiento incrementó la probabilidad de una complicación posoperatoria.

Cuando comparamos la extracción o retención del tercer molar incluido en la línea de fractura, el rango de complicación resultó de 18,9 y 22,0 %, respectivamente (tabla 2), lo cual no resultó estadísticamente significativo (p > 0,05), muestra de que ninguna de las modalidades de tratamiento incrementó la probabilidad de una complicación posoperatoria.

La interacción de los 2 factores extracción-retención del diente y reducción abierta-cerrada de la fractura fue comprobada estadísticamente en nuestro estudio basándonos en la muestra representativa de nuestra casuística. Es de destacar que en los casos tratados con retención del diente combinado con reducción abierta se observó un marcado incremento de la incidencia de complicaciones (tabla 3), con el 33,3 %, lo cual es estadísticamente significativo (p <>

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