No es difícil deducir que una buena dentición depende de una buena alimentación de la madre antes, durante y después del parto. El desarrollo de los dientes empieza por lo menos seis meses antes del parto. Está pues comprobado que con un buen régimen alimenticio de la madre, ayude a echar los cimientos de unos dientes buenos y sanos en la criatura. Después del nacimiento a fin de que los dientes continúen su desarrollo normal, es importante que el niño reciba la mejor alimentación posible. Para ello, la madre debe llevar una vida sana, alegre y llena de optimismo.
La dentición es un proceso normal que continúa desde más o menos la edad de seis meses hasta los dos años y medio. Es muy normal que el niño se ponga irritable a la aparición de los primeros dientes y este hecho hace que la alimentación no sea muy buena. De lo que debemos estar convencidos es que la dentición por sí sola raras veces causa enfermedad o fiebre. Si el niño se encuentra entre los seis y dieciocho meses y presenta sensaciones febriles o de enfermedad, no debe atribuirse a la dentición, porque puede
ser otra causa como un resfriado, dolor de oído u otras dolencias propias de la niñez.
La primera dentición consiste en veinte dientes, diez en el maxilar superior y diez en el maxilar inferior. A la edad de un año el niño presenta seis dientes y así sucesivamente. Para tener dientes fuertes y sanos, durante la segunda mitad de su año, debe darse alimentos secos y duros. El ejercicio producido al morder y masticar ayuda al desarrollo de los dientes, fortalece los maxilares para tenerlos fuertes y sanos. Existe una marcada tendencia de mantener al niño demasiado tiempo con papillas suaves, este hecho no permitirá un buen desarrollo de los dientes. Puede comenzar a darle un pedazo de pan tostado y seco o un alimento duro de cualquier clase, pero se recomienda atenderlo cuidadosamente sin dejar de vigilarlo, hasta que aprenda a comerlo y valerse por si mismo. Evítense los chicles, dulces o chocolates, porque estos alimentos requieren un aseo bucal posterior, a lo cual el niño aun no está habituado, sépase también que cualquier dulce provoca descalcificación de los huesos y debilitamiento del esmalte de los dientes.
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