La saliva es un fluido orgánico complejo producido por las glándulas salivales en la cavidad bucal y se estima que la boca está humedecida por la producción de entre 1 y 1,5 litros de saliva al día. La disminución patológica de saliva recibe el nombre de hiposalivación o hiposialia, mientras que la sensación de sequedad bucal se denomina xerostomía, y la producción excesiva, sialorrea.
Algunas causas de xerostomía pueden ser el consumo de marihuana, de algunos medicamentos antidepresivos o antiparkinsonianos, enfermedades sistémicas, trastornos psíquicos y radioterapia de cabeza y cuello. Esta xerostomía puede causar ardor de la mucosa bucal y mal aliento entre otras.
La sialorrea puede darse por algún trastorno del tracto gastrointestinal superior y en los niños durante la erupción dentaria es normal el aumento de su producción.
La saliva es muy importante para lubricar la cavidad oral y en la expresión oral al facilitar la articulación de las palabras y entre sus funciones principales tenemos:
Función digestiva: Por el efecto de las enzimas que contiene, al mezclarse con el alimento y junto con la masticación forman el bolo alimenticio, iniciando la digestión de carbohidratos y grasas y facilitando la deglución.
Función gustativa: la saliva permite que las partículas sápidas (responsables del sabor) de los alimentos alcancen y estimulen químicamente los corpúsculos gustativos en la cavidad oral especialmente en la lengua. Por eso la sensibilidad gustativa es menor cuando disminuye la secreción salival.
Mantener el pH neutro: es decir a 6,5. Esta capacidad tamponadora del medio al neutralizar el medio ácido producido tras las comidas evita la desmineralización del esmalte dental y la acumulación de sarro que se produce con un pH básico.
Cicatrización: Además de favorecer la mineralización del esmalte, la saliva contiene también un factor de crecimiento epidérmico que facilita la cicatrización de la mucosa bucal lesionada.
Mantener el equilibrio hídrico: al disminuir su producción por deshidratación envía un mensaje de alarma al organismo produciendo la sensación de sed.
Protección: La saliva por su composición enzimática, especialmente por la lizosima, las inmunoglobulinas y las proteínas como la muramidasa y la lactoferrina, defiende la cavidad oral de infecciones bacteriana.
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