Aunque la adicción al alcohol afecta todo el organismo, sus consecuencias en la salud oral revisten una gran complejidad. El alcohol es el principal causante de la atrofia epitelial de la mucosa bucal, aumenta la permeabilidad de la misma e incrementa la solubilidad de las sustancias tóxicas (como aquellas que encontramos en el tabaco), haciéndonos más vulnerables a problemas neurológicos, cardiovasculares, digestivos y hepáticos. También se ha demostrado que el abuso del alcohol tiene una relación directa con la enfermedad periodontal (enfermedad de las encías), la aparición de caries y lesiones orales.
Abusar del alcohol aumenta las posibilidades de padecer enfermedades periodontales, ya que influye en la retracción de las encías. El alcohol reseca la mucosa bucal y la debilita, por lo que es más susceptible al ataque de las bacterias que residen en la boca. Pero no sólo interviene en la aparición de estas patologías. Cerca del 50% de los cánceres de boca, garganta y laringe se atribuyen al consumo frecuente de bebidas alcohólicas.
Actualmente, el cáncer bucal se encuentra entre los diez más frecuentes del mundo y es uno de los más agresivos. Además, el consumo de alcohol aumenta los efectos cancerígenos de otras sustancias como el tabaco. En concreto, "el riesgo de sufrir cáncer de boca es seis veces mayor en una persona fumadora, pero si además bebe habitualmente alcohol, las posibilidades se multiplican". Asimismo, el azúcar y los carbohidratos que contienen estas bebidas producen un efecto nocivo sobre el esmalte de los dientes. Estas bebidas están compuestas por gran cantidad de azúcares que provoca la acumulación de la placa bacteriana, la cual ataca el esmalte y fomenta la aparición de caries.
A esto se suma la alta concentración de ácidos que contiene el alcohol y que desgasta aún más el esmalte dental. La saliva ayuda a neutralizar la acción de estos ácidos. Sin embargo, el consumo del alcohol reseca la boca (xerostomía) y reduce la producción de saliva, por lo que los tejidos quedan desprotegidos y se incrementa las posibilidades de que se produzcan caries. Por otra parte, esta sequedad en la cavidad oral producida por el alcohol puede ocasionar halitosis (mal aliento).
El alcohol actúa también sobre la estética de los dientes. El consumo excesivo de alcohol provoca la aparición de manchas amarillentas en la superficie dental que son causadas por los componentes agresivos de estas bebidas. Por ese motivo, se recomienda no exagerar la ingesta de alcohol, y extremar la higiene bucodental para disfrutar de una sonrisa bonita y saludable.
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