El aire cumple una función vital como purificador de la sangre que irriga todo nuestro organismo. Cuando una persona fuma un cigarrillo, la nicotina causa a corto plazo un aumento de la presión arterial, frecuencia cardíaca, y el flujo de sangre desde el corazón.
El monóxido de carbono reduce la cantidad de oxígeno que la sangre puede llevar y esto también trae consigo problemas en la salud oral.
El uso de cualquier producto de tabaco puede aumentar su riesgo de desarrollar cáncer oral y de las vías aerodigestivas.
El cáncer causado por el tabaco a menudo comienza como leucoplasia (caracterizada por la presencia de una placa blanquecina que se desarrolla dentro de la boca y que no se desprende al raspar o pasar una gasa). Otro problema asociado con el tabaco es que contribuye a agravar las enfermedades de las encías.
Fumar también puede retrasar la cicatrización después de cualquier intervención quirúrgica en la boca, el tabaco contribuye al mal aliento, a las manchas en los dientes y en la lengua y a la acumulación de sarro en los dientes.
Una buena higiene dental podría ayudarnos a reducir los efectos negativos del cigarrillo en la salud bucal, correcto cepillado, tres veces al día, usar enjuague y seda dental.
Pero sin duda lo más importante y bueno para tu salud general, sería dejar el cigarro. Así podrías recuperar el brillo de tus dientes, mejorar tus sentidos del gusto y el olfato, reducir el riesgo de enfermedades y sonreírle a la vida.
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