Si comenzamos hablando de bioseguridad es necesario determinar que son normas básicas de conducta que debe tener cualquier profesional en el curso de su trabajo diario, cuando se enfrenta a los agentes de riesgo para su salud y la de la comunidad. Riesgo en bioseguridad es aquel agente que se encuentra en el ambiente laboral, capaz de ocasionar daño a la salud tanto del operador como de las personas que se mantienen en su entorno, incluyendo paciente y personal.
En clínica odontológica se puede hablar de riesgos generales y de riesgos propios de la actividad; los primeros son asimilables a todos los factores de riesgo que alteran la llamada salud ocupacional, que podríamos definir como situaciones o agentes que se encuentran en el ambiente laboral, capaces de ocasionar daños o arriesgar la salud del trabajador. Los segundos, los propios de la actividad, se refieren a factores de riesgo determinados por el ejercicio y uso de la profesión; y aun hay algunos más específicos, propios del ejercicio de una determinada especialidad odontológica.
En esta oportunidad nos referimos a los riesgos de tipo biológico propios de la actividad odontológica. Hablaremos del empleo de guantes, mascarillasy protector ocular. El uso habitual de guantes ha pasado a ser una buena medida de protección contra las enfermedades infecciosas por contagio directo, como herpes simple, hepatitis A y B. En los procedimientos habituales, las manos se convierten en un medio de transmisión, y su higiene es uno de los métodos preventivos.
Los profesionales deben considerar dos factores que pueden provocar la contaminación: los microorganismos patógenos transitorios y la flora residente; los primeros, que se adquieren por contacto con el medio, tienen un corto lapso de vida y se eliminan con un buen lavado de manos; la flora residente superficial también puede eliminarse con el lavado de manos, pero la que se encuentra en los pliegues de la piel, en el tracto respiratorio o en los tejidos orales no puede eliminarse. Sin embargo, el lavado no evita la reaparición de los microorganismos, y en muchos casos la epidermis no está intacta debido a heridas producidas durante el procedimiento, como por ejemplo: cortes, pinchazos; por estas razones, el uso de guantes es lo más apropiado.
Diferentes estudios han evaluado las propiedades de los guantes usados en forma rutinaria; en general, no se usan guantes estériles, que por requerimientos de sensibilidad táctil, adaptabilidad y comodidad, son algo delgados y por ello susceptibles de sufrir desgarros o perforaciones. En consecuencia, cuando se usan en esta forma el operador debe complementar la prevención con otras medidas, tales como la vacunación contra el virus de hepatitis B.
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