El absceso dental puede ser de dos tipos:
•El absceso periodonto proviene de la encía y lo padecen generalmente las personas que sufren de reabsorción de las encías. Puede aparecer también en las muelas del juicio, antes o después de su extracción.
•El absceso periapical o dento-alveolar se asocia a dolores al masticar y puede estar provocado por la fractura de un diente o caries profundas. Las bacterias proliferan al nivel de los nervios del diente.
Si no se trata un absceso dental, puede conducir a complicaciones graves como:
• La pérdida del diente: el absceso puede infectar el hueso que sostiene el diente y destruirlo. En 90 % de los casos avanzados se extrae el diente infectado.
• Infección de senos maxilares: las raíces de los molares superiores se localizan cerca de los senos nasales. Estos pueden llenarse de pus generado por el absceso dental, lo que causa dolor en la base de los pómulos y al inclinar cabeza hacia adelante, secreción purulenta unilateral y mal olor dentro de la nariz.
• Endocarditis bacteriana: las bacterias del absceso dental llegan al corazón a través de los vasos sanguíneos. Estas bacterias pueden infectar las válvulas y tener consecuencias potencialmente mortales.
• Muy excepcional, el absceso cerebral: la infección podría extenderse de los dientes al cerebro a través de las venas. Una infección del cerebro puede conducir a un coma.
• En pacientes con el sistema inmune deprimido (como diabetes no controlada), la celulitis puede extenderse desde la mejilla al cuello y al pecho, causando la necrosis de todos los tejidos y generando septicemia.
• La angina de Ludwig: El riesgo es que se bloqueen las vías respiratorias y sobrevenga la muerte por asfixia. En ese caso debe realizarse una traqueotomía de urgencia.
Consultar con el odontólogo en cuanto aparezcan los primeros síntomas y acudir a emergencias si tiene fiebre superior a los 38°C y hay dificultades para comer y tragar.
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