Casi todos hemos vivido ese momento en el que, tumbados y sintiéndonos frágiles, y con esa luz potente y amarilla cegándonos un poco, escuchamos la voz autoritaria del dentista que dice: ‘¿Utilizas hilo dental además de cepillo de dientes?’. Esa pregunta está formulada retóricamente, con un tono que deja adivinar desde la primera letra del primer verbo que no, que el dentista da por supuesto que no lo haces y, por supuesto, te reprende por ello. Uno argumenta débilmente que es muy difícil, que cuando el dentista lo hace parece muy sencillo pero no lo es y que… Bueno, que no.
Robin Seymour profesor emérito de la Universidad de Newcastle y dentista ha hecho un repaso de este hábito de higiene en el Daily Mail y asegura cinco cosas importantes:
1. Usar hilo dental puede ser una pérdida de tiempo y hacer más mal que bien.
2. Las cifras demuestran que menos de un quinto de la población se preocupa por hacerlo regularmente.
3. Aquellos que lo hacen, lo hacen mal.
4. La mala ejecución puede desplazar las bacterias y la placa al interior de las encías.
5. Lo anterior puede causar serios problemas en las encías y dolor agudo.
Ojo: usar el hilo dental es necesario para una higiene y una salud bucal completas. Hay espacios entre los dientes a los que las cerdas del cepillo es prácticamente imposible que lleguen y es ahí donde la seda se convierte en clave para limpiar los restos de comida que, si no se eliminan, contribuyen a inflamar las encías, causar dolor y enfermedades como la gingivitis, entre otras. Pero usar el hilo dental conlleva una técnica y si no se ejecuta bien, puede hacer más mal que bien.
Manipular con destreza la seda requiere una pericia y una destreza que la mayor parte de las personas no tiene –aunque los dentistas aseguran que es facilísimo–, especialmente cuando se trata de las piezas traseras de la boca. Cuando no se usa bien es cuando los trozos de comida y de placa, en vez de ser expulsados, son desplazados hacia las encías. Y ahí es cuando empieza el problema.
Aunque parezca un poco raro, una alternativa es buscar un tutorial de uso online; los hay y son tan buenos como gráficos. Si aún así no se consigue aprender bien la técnica, antes que hacerla mal es mejor buscar una alternativa en un cepillo eléctrico o en un elixir bucal que disuelva la placa y los restos de comida.
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