Los blanqueadores dentales "caseros", al igual que las pastas blanqueadoras han ido aumentando y han proliferado las ofertas de tratamientos en clínicas de estética, peluquerías o spas que utilizan sustancias blanqueadoras agresivas con materiales muy abrasivos, que dañan las piezas dentales rayando el esmalte (que es la capa más superficial del diente), lo que está totalmente desaconsejado ya que, el esmalte es el único tejido del ser humano que no se vuelve a regenerar, esmalte que se pierde es esmalte perdido para siempre.
Es importante tener en cuenta que estos tratamientos sean inocuos y que minimicen los efectos secundarios del tratamiento estético, antes de proceder a poner los dientes en riesgo. Los peligros de tratamientos abrasivos o no controlados, provocan sensibilidad dental extrema, ya que al ser dañado el esmalte, por sustancias agresivas este deja de proteger las terminaciones nerviosas de la dentina, llegando a provocar dolores fuertes e irreversibles, que solo se alivian en consultorios dentales extirpando el nervio de los dientes afectados.
Ante todo es importante que un profesional valore el esmalte, la permeabilidad dental y la sensibilidad que va a tener, así como los hábitos y forma de vida del paciente, para evaluar la compatibilidad a largo plazo del tratamiento de blanqueamiento, ya que estas variables condicionarán mucho el resultado final.
Otro factor a tener en cuenta es el estado periodontal (tejidos de soporte del diente, encía, hueso, ligamento periodontal y cemento radicular), hay que valorarlos previamente, ya que si hay alteración periodontal el blanqueamiento dental estaría contraindicado, por la sensibilidad dental que se produciría. Además, no todos los pacientes ni todos los colores dentales reciben el mismo protocolo de blanqueamiento, hay que hacerlo a medida para cada paciente.
La mayoría de los blanqueamientos caseros son «trucos falsos», como el bicarbonato, sal, vinagre, limón, agua oxigenada, etc. A los que se recurre sin pensar en los efectos nocivos y que literalmente son una lija contra tus dientes. Aunque pueden aclarar ligeramente los dientes, nunca van a tener los mismos resultados que un blanqueamiento dental clínico con sustancias químicas debidamente controladas y con todas las normas de bioseguridad requeridas.
Un blanqueamiento dental no es un tratamiento para tomar a la ligera, los productos químicos que se utilizan en clínicas odontológicas, son lo suficientemente fuertes y seguros como para penetrar profundamente en el esmalte de los dientes sin dañarlos y desencadenar una reacción química que descompone los compuestos de manchas. Esta reacción se llama oxidación.
Una de las ventajas de obtener tu blanqueamiento en un consultorio odontológico es que examinarán y limpiarán la boca adecuadamente antes del procedimiento, el tratamiento será supervisado y controlado, se brindará indicaciones post blanqueamiento que aumentarán la calidad del resultado y tratamiento a largo plazo.
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